A veces nos llevan al monte a hacer barbacoas y a comer tartas de manzana caseras. Es divertido meter los dedos entre la crema y hurgar. Es una guarrada, pero me encanta.
Casi siempre me regañan y yo me escapo corriendo a refugiarme en algún agujero. Normalmente suelo llevar conmigo un boli y una libreta pequeña, en el bolsillo del vaquero, así que suelo escribir tonterías sobre las hormigas que trepan por las costuras de mi pantalón. Escribo muchas guarradas sobre ti e imagino que todas esas hormigas son tus dedos largos y duros. Muchas, muchísimas veces, tengo que huir del escondite y buscar la laguna, donde suelo tirarme de cabeza, con la ropa interior. Los padres tapan los ojos a sus retoños y yo grito tu nombre. Lo grito hasta debajo del agua.
Después de todo eso, mis padres suelen castigarme por ser tan feliz.
1.31.2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
y está bien que lo regañen a uno por estar radiantes. permanecer en un estado de felicidad constante es siempre un indicio de la sedición. y quién quiere ser derrocado entre risas?
¡Qué romanticismo tan cruel y desgarrador! Realismo en estado puro.
Me fascina escucharte.
Mundos perfectos.
no me importan los castigos cuando una esta repleta de felicidad :)
tus relatos hacen q se escape una pequeña sonrisa de mi boca.
bss()
Publicar un comentario