12.14.2010

Virginia

Pienso en mis hijas y me las imagino haciendo su vida. Cómo serán, dónde vivirán, qué comerán. Y veo a Virginia bebiendo de un vaso de plástico en la esquina de una fiesta, rodeada de gente y queriendo irse a casa. Alexandra estará cenando con su marido en un restaurante indio y regañándole por comer con las manos. Maggie será una adolescente que se escapa por la noche mientras yo duermo y se retorcerá en la parte de atrás de algún coche entre suspiros de vodka barato.

Me levanto de la cama y bebo un vaso de agua en el fregadero de la cocina. Al volver, Él abre los ojos y me sonríe. Y yo le susurro al oído: "No dejes que sean como yo". Con su mano en mi tripa me relajo e intento dormir mientras Virginia me castiga con una patada por pensar en esas cosas. Por anticiparme a los hechos. Creo que no hay nada que temer, que será igualita que mi madre.
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