7.29.2008

Cambios efectuados en Documento 1

Me he propuesto no empezar este texto con un artículo. Nada de "el" o la". Necesito encontrar cosas sobre las que poder escribir. Ejercicio sintagmático de pérdida de cordura escrita. Hay veces en las que se siente un pinchazo enorme debajo del pecho. Es una aguja de punto como la que mamá utilizaba para abrir las puertas cerradas con pestillo. En casa nunca hubo intimidad. Los lunares son públicos. También es público mi afecto hacia ti, aunque siempre he intentado no mostrarlo demasiado. Soy de las que opinan que los sentimientos han de estar siempre encerrados en una caja. Qué ironía. Una escritora a la que no le gusta hablar de sentimientos.

Debería llamar a tanta gente, debería hacer tantas cosas y lo único en lo que puedo pensar es en encerrarme. Nada de dramas, es una racha de aislamiento necesaria. "Que me llamen a mí", dirán otros. La única diferencia es que soy yo la que tiene que llamar. Así ha sido siempre.

Basta de digresiones. Que entre la metrorragia.

7.27.2008

Just don't come closer morning light

Anoche no podía dormir. La última vez que salí a la calle cuando aún no había salido el sol, tú te quedabas en mi cama, mojándome las sábanas con tu olor. Pero ya no estabas. Tus cajones seguían vacios desde la última vez. Anoche tuve que despedirme de mi cama e ir de puntillas al salón, a intentar dormir en el sofá. No quería ahogarme entre recuerdos de madrugadas sin dormir. No se volverán a repetir, me digo en voz baja.
Y la noche es eterna. Y el día es sombrío. Y el calor me estremece hasta el vómito.

7.24.2008

You've got 10 min to write something that matters

Acabo de recordar el otoño pasado. Las hojas secas y crujientes en la puerta de casa. Pienso en cuando llueve y en cómo hago el camino desde el autobús hasta el porche corriendo. El olor a lodo y el sabor a humedad. El frío que se cuela hasta los huesos por la ropa mojada. Las noches eternas.

(Y el papel en que estaba todo esto escrito acaba de desaparecer.)

7.22.2008

Nonsense 145

La historia de una vida se escribe en una Olivetti antigua.

El chico del ojo de cristal sonríe agradecido al otro lado del mostrador.

Muéstrenme sus caras felices y apuntálenme el brazo.

Nos gusta hablar por teléfono con esa voz que hace vibrar las paredes. "Hola, guapa" y boom.

Recuerdos de su lengua en mi cuello lleno de sudor.

More human than He-Man.

Qué mitómana soy.

Hoy pensaba en Lady Snowblood y se me caían las lágrimas.

Me arrepiento de ser tan cortante. Me arrepiento de ser tan afilada. Cuchillo, cuchillo. El cuchillo de cortar pan en mis brazos.

"Esto no es una salida".

La enfermera que saca agua de la máquina.

Caramelos con funda roja brillante.

Te quiero tanto que es la primera vez que no pienso en patillas.

Quiero cenar y quiero un helado. Y quiero el documental de nazis prometido por compañeros.

Sé mi amigo. Te lo permito.

Migraña. Ingestión accidental medicamentosa.

Intoxicación por mosquitos.

¿Te he dicho que te quiero?

7.21.2008

In that instant it started to pour

El otro día estaba yo, apoyada en una mesa de la cafetería de la estación cuando apareció el que un día fue lo más parecido a un marido. Iba con una chica muy joven, de un aspecto casi infantil. Ojos azules, pelo castaño claro y unas piernas excesivamente delgadas para mi gusto (y para, el que yo creía, que era el suyo). Olisqueé sus intenciones de fingir mi ausencia y me escurrí entre la gente con mi vestido blanco.
Sus ojos se abrieron como platos y yo empujé a su acompañante, propiciando la caída de su bandeja del desayuno.
-Pero, ¡cuánto lo siento!
La chica murmuró algo con un acento similar al francés mientras él miraba al suelo.
-Yo también lo siento.

Las venas ardían por debajo de la piel de mis brazos. Bombeaba el corazón a mil por hora y mis dedos sólo querían acercarse a su cuello y ejercer la presión suficiente para ver cómo su cara cambiaba de color. Ojalá que me arañase las muñecas, intentando quitarse mi peso de encima. Su pecho subiendo y bajando arrítmicamente, buscando algo de aliento. Y respirar. La tranquilidad que llegaría cuando él relajase los músculos y pusiese los ojos en blanco. Y respirar.

El café me supo salado esa mañana.

7.16.2008

Marla Singer vomitó una vez en el suelo del tren

Me siento observada. Tengo en la espalda un gran ventanal por el que me miran todos los seres de este universo. Suelo correr las cortinas para que la habitación se oscurezca y parezca de noche. Cuatro florescentes mal contados y el brillo de la pantalla de ordenador me iluminan. Pero, ¿y si con echar las cortinas no es suficiente?, ¿y si existe un ser extraño que se cuela por las rendijas de las puertas?, ¿y si me miran por el ojo de la cerradura?.
Sueño con Grace Kelly entrando de puntillas en mi habitación mientras me mantengo de espaldas al cristal.
Es miedo a darse la vuelta y a ver que sí que te miran. O darse una cuenta de que no es así y todo es fruto de una grandiosa paranoia. Pero, ¿y si es cierto?
Tengo pesadillas en las que Grace Kelly me clava un abrecartas en la garganta.
Necesito salir a la calle y dejar de sentir ojos en la nuca. Podría, entonces, sentirme perseguida. Un violador cualquiera, un psychokiller de tres al cuarto o una drogadicta con tutú. Mantengamos la mente ocupada con otras preocupaciones infundadas para olvidar lo miserable que es la espera.

7.15.2008

Dame ideas

Apoyada la espalda en uno de los sillones de la salita de estar. "No existe nada que sea tan mínimamente limpio como este lugar". Las paredes blanquecinas parecían oblicuas desde esa posición. Y lo verde era más verde, y lo azul, más azul. Todo el silencio que sobrevolaba la sala de descanso de las enfermeras era casi mortecino. Y ella pensaba que la escritura corría por sus venas, imaginándosela negra como la tinta del boli con el que tacha nombres de una lista. La necesidad es tan grande que se sale por la boca como un suspiro de último aliento. Y los ojos lloran a la espera de un momento de inspiración.

7.10.2008

500

Un parpadeo.
Todo el mundo se paró con sólo un parpadeo. Click, clack.
Un parpadeo y el cielo se abrió, mostrándonos la nada en la que íbamos a sumirnos. Agarraste mi mano en un gesto tan natural como inesperado, como si eso fuese lo que había que hacer. Amarrarnos fuerte y esperar.
Ese día el agua dejó de correr y todo el mundo desapareció tras un telón anaranjado, que era el cielo resquebrajándose. Me fijé en tus labios y pensé en mordértelos. Pensé que era bonito el concentrarme en tus labios justo cuando nuestra existencia se basaba en una gran incertidumbre. Te giraste hacia mí y me susurraste "Hoy estás más guapa que nunca". No pude hacer otra cosa más que caer. Y el detalle que cambió todo lo que ahora soy, es que tú caíste conmigo.
De hecho, ya estábamos descendiendo incluso antes de conocernos.

7.02.2008

KN

El verano iba a ser más corto de lo habitual. Kim Novak se sentaría en un sillón y comería cacahuetes pelados en un cuenco.

Cualquier sentimiento de pertenencia al credo, serviría para arrebatarnos del pensamiento de abandono paterno que todos sufríamos. Éramos hijos de familias destrozadas. Kim Novak cambiaría el canal de la tele sin pedir permiso.

Todos los chavales se tumbaban en los alrededores de la piscina comunitaria. Y Kim Novak bebería todas las copas descuidadas de los adultos que tenían que vigilarles.

7.01.2008

I wanna see you be the bright night sky

Vamos a imaginarnos que la noche no fue como fue. Pongamos por caso que al final acabamos encerrados en la habitación. Que tú me acaricias la espalda quemada por el sol mientras yo miro a la gente pasar por la ventana. Que me pasas las manos por los muslos, levantándome la falda. Que me dices que sí a todo. Tú, lamiéndome la nuca y respirándome al oído. Pongamos que yo soy quien se aprovechó de ti mientras tú delirabas por el alcohol.
Deberíamos proponernos amor eterno entre sábanas de algodón y manchas de maquillaje.

(Aunque sea por el calor del momento.)
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