4.06.2009

Of trees and stars

Me gusta mirarme los brazos. Delgados, desnudos e infinitos como ramas de sauce que terminan en punta. Unos dedos finos que rascan el cielo y el suelo. El tronco vacío sin vida que, gris, anhela florecer y solamente lo hace cuando te aupa a las estrellas. La noche brillante en que tú vuelvas a escalarme, a sentarte sobre mis hombros. Mi pequeño, mis ojos y mi vida. Mi savia y mis hojas. El fruto de mi vientre que un día se cubrió con sus párpados. Y el color nunca más volvería a existir en mí.
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