La niña viajó muchos kilómetros con el cuchillo escondido en la liga. Vio cómo pasaban los árboles, los postes de electricidad, las carreteras. Y cuando llegó, supo perfectamente dónde dirigirse. Otro autobús, otras cuantas paradas. Finalmente, aterrizó enfrente de su puerta. Escaló para acariciar el cristal de su ventana. Allí estaba ella, en pijama, leyendo su libro finito.
Rompió con violencia ese cristal que las separaba, y sin dudar, se dirigió hacia su cuerpo tembloroso.
Una puñalada, otra, y otra después. Mientras clavaba su cuchillo, le susurraba al oído: "¿Te gusta sentirme dentro?"
Eso te pasa por meterte donde no te llaman. Acabaré con todas vosotras.
4.20.2006
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2 comentarios:
VENGANZA!
Debía vengarse por todo aquello que había sentido, por todo lo reprimido, por todo su odio...
Nena, recuérdame que no te lleve la contraria nunca.
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