He intentado irme muy lejos, para olvidarte. Pero incluso estas calles distintas, esta gente extraña... todo me recuerda a ti. Te veo en los ojos ajenos, en los movimientos de manos, en la lluvia que cayó ayer. Y aunque esta ciudad sea la cuna de los sueños, todo me parece una pesadilla. Quiero volver contigo, pero no lo haré. Porque sé que nos haremos daño, como siempre.
Quemé tus fotos, pero no tus recuerdos. Y ardo vivo por el deseo de tenerte entre mis brazos, pequeña. Pero no lo haré. Porque sé que nos querremos demasiado.
5.10.2006
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8 comentarios:
Está muy bien.
pues aquello que se va fuera de nuestras manos es mejor nunca cogerlo... y es que aunque algunas veces nos prodigan calor... la mayor de las veces nos queman...
ay calor, ay dolor...
Cecilia:
Qué grato conocer tu blog, qué grato encontrame con tu comentario en el mío y más aún con este link que me haces.
Si bien no es tan sencillo como quemar las fotos para que se vayan los recuerdos, porque finalmente éstos nunca se van, si llega el momento en que dejan de doler y hasta podemos llegar a verlos con la felicidad de haber vivido cosas hermosas, sin importar que hayan terminado o, incluso, con la felicidad de que esas cosas ya no estén.
Cuídate mucho.
Qué familiar me suena esta historia. Siempre defenderé que los que se quieren mucho nunca terminan bien.
Por cierto, estoy absolutamente enamorada del nombre de tu blog, a ver si un día me lo explicas.
Y te confesaré una cosa, una vez en clase te vi con un número de Strangers in Paradise y te espié largo rato.
donde vivis? con gusto te ayudo a romper cualquier carta y a escribir nuevas...
- besos y abrazos
¡Eh, que es mi novia!
y ademas es imposible
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