Cuando se ha despedido hoy de mí, olía a flores.
[Hay tantas cosas que no sabes de mí que me da miedo que las puedas llegar a vislumbrar en algún momento. Son todas esas cosas que nunca te diré. A veces me siento miserable y triste y me detesto por callar. Es ahora cuando repites eso de: "No eres una chica triste: conmigo has sonreído". Y se me pone cara de tonta y te digo que sí con la cabeza, mientras me coges la cara con las manos y me obligas a mirarte. Me empeño en convencerme de que no hay nada dentro de mí y el fuego reduce los retazos de piel a cenizas. Porque sí, porque soy la persona más vulnerable del universo. Ahora, llegados a esta situación, es cuando tú me dices: "Perdona por creer en tu dureza".]
Cuando cerré la puerta, su primavera aún flotaba en el aire.
5.02.2008
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