Se dibujan ante nosotros todas las posibilidades del mundo. Podemos ir en bicicleta por el barrio, tú pedaleando y yo sobreviviendo agarrada a la cintura de tus pantalones vaqueros. Quizás podríamos ponernos pantalones cortos y pulverizarnos agua encima. Las rodillas enfermas bajo el sol. También deberíamos cambiarnos las gafas de sol algún día y hacernos fotos poniendo muecas. Besarnos en los cristales y quejarnos de la suciedad que desprendemos. Y, por supuesto, comer helado de tu cuello, de tus labios, de tus dedos largos.
Así se me antoja el verano.
5.05.2008
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3 comentarios:
creo correo.
precioso... Ice summer... Qué puñeta que no haya casi helados para diabéticos... en fin... saludos... pau
Por comodidad: siéntate en el manillar. Por comodidad de ambos.
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