No sabría explicar porqué pasa, pero pasa. Será la atmósfera cargada de electricidad que aparece justo antes de una tormenta de verano. El cielo está teñido de un gris mortecino, el aire es pesado y te cala los huesos. Las piernas te tiemblan instintivamente. Como si los planetas se alineasen para un eclipse. Como si sólo pasase una vez por milenio. Como si formara parte de una predicción maya del fin del mundo.
Sea lo que sea, la locura aumenta y la gente acude en masa a curarse las heridas. Por miedo al final. Por miedo al caos. Por miedo a dejar cuentas pendientes. Y las batas blancas corren en procesión a rezarle a la Virgen del Carmen. Por si las moscas.
8.23.2010
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2 comentarios:
Me gustaría leer algo más extenso. No porque no disfrute con estas entradas, ni mucho menos. En realidad me gusta cómo escribes. Tengo curiosidad por leer algún relato, o algo por el estilo.
Un saludo!!
El mundo maya está a la vecindad y si se acaba, tengo asiento en primera fila.
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