Una vez me regalaron un antifaz negro. Tenía plumas largas y negras prendidas con lentejuelas doradas.
A veces me lo ponía y bailaba al son de un vinilo viejo. Pero llegó un día en que crecí de repente. Colgué el antifaz de un cuadro y me olvidé de él.
Pasaron los meses, los años, y el antifaz se pudrió. Decidí tirarlo.
Ahora deseo ponerme el antifaz y bailar al son de mi mp3.
4.26.2006
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3 comentarios:
It´s evolution baby!
Por suerte (yo creo al menos que por suerte) aun guardamos cosas antiguas
A veces es mejor tirar todo lo antiguo a la basura, aunque luego lo eches de menos.
Va de disfraces.
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