Hoy ha sido uno de los días más largos que he vivido en toda mi vida.
Ha habido unos cuantos detalles de esos que seguirán siempre en mi cabeza. Por siempre.
Como el sol que se colaba por la ventanilla del autobús mientras yo cantaba Nine Inch Nails y Pixies. O las miradas de la gente, extrañada al verme tararear "Hey hey, my my" en la sección de libros de la Fnac, con el abrigo caído de tal manera que mis hombros quedaban al aire. Un paseo hacia el trabajo, el único que he hecho sin prisas por llegar tarde. La sensación que he tenido al mirar el calendario y pensar en que en menos de 2 semanas volveré a verle. Cat Power en el estéreo del trabajo. El Papá Noel que mi jefe ha comprado en unos baratillos, que sube y baja una cadenita dorada mientras suena un villancico mal grabado. O, simplemente, darse cuenta de que la Navidad ya está aquí, con todas esas caras sonrientes (y falsas) que se pondrán las botas al cenar en Nochebuena.
Tengo una necesidad bulímica de vomitar felicitaciones con muñecos de nieve impresos.
12.14.2006
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6 comentarios:
Me quedo con lo de verte dentro de menos de dos semanas. :)
A mi me gustaría morirme en navidad... (no en esta)
Podías regalar uno de esas felicitaciones, así harías vomitar a más de uno... ;)
¿Por qué todo el mundo tienen que llevar "caras sonrientes falsas"? Alguna habrá que sonria por algún motivo. Incluso habrá alguno que tenga que ver con estas fechas.
No. No hago de abogado del diablo.
mmmmmmm por lo menos en navidad no hace calor, algo es algo, sino ya sería infumable del todo.
Este festival de consumismo podría llamarse de otra forma, y dejar lo de Navidad para los cristianos, ¿no? (No es por ser muy creyente. Sólo que me molesta eso de vaciar o viciar los significados)
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