En mis sueños soy la más despiadada de las espías rusas. Me paso la mitad de la noche metiéndome en camas de hombres conocidos y de hombres sin siquiera nombre y dejándome querer. Cuando me piden que me quede, siempre me levanto de la cama o del sofá y me peino con muchas horquillas. También en los sueños bebo mucho y fumo demasiado. También suelo llevar sombrero y, de vez en cuando, me calzo tacón alto.
En la vida real, ni los hombres quieren que me quede, ni llevo sombrero o tacones. Por supuesto, nunca me recojo el pelo. En cuanto a lo de fumar y beber, sí que es cierto, ya que tendré que paliar la falta de elegancia con algo.