12.01.2007

Música

Llegó un señor con maletín y sombrero. Encima del tronco seco, sacó todo el material que guardaba. Un montón de vinilos se amontonaban unos encima de otros. Unos eran de jazz, otros de rock, otros de grupos impronunciables. Yo me sentía extrañamente atraída hacia un vinilo que pasaba desapercibido, con colores preciosos y una portada extraordinaria. El vendedor intentó colarme un par de discos más, anunciándome lo bien que me lo iba a pasar con ellos. Pero no. Abracé el que había designado como mío y me lo llevé. Y crucé los dedos porque ese vinilo me durase.

7 comentarios:

gatos dijo...

Muy buena elección.

Skarav dijo...

Comprar vinilos viejos, como con los libros te encuentras pequeños tesoros escondidos entre pilas de basura, pepenando me encontré uno de Echo & The Bunnymen entre el montón de discos...pequeñas joyas enterradas, como agujas en un pajar.

Lips like sugar.
http://www.youtube.com/watch?v=SV3IsQlZsiM
:)

ALOMA69 dijo...

El problema es seguir guardando el tocadiscos.

Un saludo!!!

isis dijo...

eso se llama amor a primera vista...jeje
luego las cosas que nos compramos impulsivamente son las que mas disfrutamos.

bsos()sigue con tus impulsos

pcbcarp dijo...

Desde que los discos empezaron a llamarse vinilos, yo empecé a sentirme todavía más fuera de lugar. Menos mal que aún funciona mi JVC del año 86 (y tengo gomas y agujas de repuesto por lo que pueda pasar)

exLyda dijo...

Funciona con vinilos desapercibidos, no siempre con gente transparente.

Gabriel Antón dijo...

hola, he puesto un link a tu blog pq me mola mucho.

Por supuesto si no te gusta lo quito.

saludos

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