Quizás no signifique nada que el otro día desde mi ventana le viese pasear al perro. A lo mejor mi mente intenta autoconvencerse de que tras toda la inexactitud de sus actos, se esconde una voluntad más grande que mi entendimiento. Como la voluntad del dios protestante y todas esas chorradas que intento memorizar para clase.
Lo único que sé con certeza es que él está ahí, y yo estoy aquí. Lo único que es cierto es que no estamos juntos. Pero quizás las cosas no signifiquen nada más que lo que nosotros queremos que signifiquen. Y resulta que nada es tan complicado.
2.29.2008
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2 comentarios:
interesante blog, una pena que los pasos no esten demasiado a al vista.
Exacto!, nada es tan complicado, somos nosotros mismos los que lo complicamos.
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