En la piscina de la madre de V, siempre hay alguien. Nosotras nos pasamos las horas muertas allí, en verano. La madre de V es la mujer mayor de 35 años más elegante que he conocido en mi vida. Se divorció de su padre cuando V era pequeña y, como ella misma dice "se dedica a sacarle la pasta y a ir a fiestas de antiguos amantes". Es muy divertido mirar desde la orilla a todos esos modelos de calzoncillos nadando. Ver cómo cuando salen por las escalerillas, el agua resbala por sus cuerpos completamente perfectos. Y notar sus gemelos cuando pasan por tu espalda.
También es divertido comerse las aceitunas de los martinis que deja a medias. Y rellenar las botellas de la cocina con agua cuando ella decide subir con uno de los modelos a la habitación de invitados. Nunca los sube a su habitación. Su habitación sólo está abierta al público los jueves por la noche, cuando V nos invita a ir a su casa a ver alguna peli de los 80 y a comer helado de vainilla con nueces de macadamia.
Uno de esos jueves, al ir al baño de la segunda planta, había uno de esos modelos durmiendo en la bañera. Me quedé durante una eternidad sentada en el suelo, junto a su cara, jugueteando con su pelo engominado. Tuve tentaciones de acariciarle los abdominales (seguramente no se hubiese enterado), pero decidí dejarlo. Creo que poco después estuvo en rehabilitación y que, probablemente, fuese a costa del padre de V.
Es lo que tiene que se te rompa un juguete, ¿verdad?
2.28.2008
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