Hoy hace muchísimo viento, así que me quedé tras los cristales del salón mirando cómo un cartel del PSOE se arrancaba de una farola y se aparcaba en la copa de unos árboles. Anduve por el pasillo de mi casa, intentando buscar una alternativa a salir a la calle y enfrentarme a tantísima gente. Y decidí sentarme aquí a escribir y a perder mi tiempo en cosas sin sentido hasta que llegue el fin de semana y puedan volver a acompañarme aquellos a los que les tiemblan las tripas cuando me ven llegar.
Me he leído el periódico de cabo a rabo, he hecho los trabajos para clase y ahora pensaba escribirte. Aunque, finalmente, no lo haré. Como anoche. Como la noche antes de ayer. Como todos los días de la semana pasada.
Y saldré esta semana con alguien que no me guste nada para poder sentirme jefa de la situación y no pensar en que el otro día rompí el diario que escribíamos juntos.
(Todo lo que escribo se está convirtiendo en una queja constante. Tendré que inventarme una nueva historia de amor.)
3.04.2008
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