3.10.2008

Jane

Llevaba un espejito en el bolso. Era uno de esos espejos que se abren por la mitad y que, en una de las dos partes, el reflejo se agranda muchísimo. En esa mitad le gustaba mirarse las cejas, para criticarse y acabar peinándolas de una manera casi obsesiva.
Ahora tengo el espejo entre los dedos de la mano derecha y jugueteo a proyectar la luz en los diferentes huecos de su habitación vacía.

2 comentarios:

isis dijo...

y si te fijas en el fondo del espejo, todvia queda algo de su mirada obsesiva, y sin darte cuenta te atrapara a ti tambien dejando la habitacion de nuevo vacia.

bss()

ALOMA69 dijo...

Cuánta tristeza en tus mini-relatos...

Pero yo vuelvo de nuevo a por mi dosis...

Otro beso!

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