Soltó una carcajada. En la mesa se amontonaban las coca colas, las hamburguesas, los sándwiches de queso. Centro la vista en mi batido de vainilla para no verle las legañas de rímel. Por lo visto su vida era interesantísima y se había acostado con el triple de chicos que yo. También probablemente habrá tenido el triple de preocupaciones.
La mezcla de lástima y asco inunda mis pensamientos. Yo soplo por la pajita y hago pompas color crema. A ella le molestaba el ruido y me recriminó. Sueño con escupirle en el pelo peinado 2 horas antes frente al espejo, pero me encomiendo y trago.
Siempre acabo tragando.
5.14.2008
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4 comentarios:
Bah, escúpele.
O mejor aún, absorbe con la pajita un poco de batido de vainilla y se lo tiras. Ya está.
Me encanta lo que llevas dentro y encima que lo expliques de esta forma. No sé.
Así que ése odio ha salido de tu viaje a Berlín. Bien.
Novata de la vida. Merde.
Te has perdido la mejor fiesta de la historia del Cáucaso. Era temática.
Regurgita!
Yo a John Waters lo deseo interpretando a Walt Disney :D
Tal vez hoy en día, el verdadero mérito sea haberse acostado con pocos chicos, pocos y de calidad.
Saludos.
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