"...siguió hablando..."
Piensa en lo poco que le importa toda esa sarta de gilipolleces. Se desdobla el bajo del vestido sobre los muslos. Hoy lleva el pelo suelto, sobre los hombros. El batido de botella de cristal sabe peor que los de envase de plástico. Es chica de vainilla. Canta mentalmente una canción de Feist. Los zapatos de verano le quedan grandes, pero se aprieta bien las cintas en los tobillos. El sol es abastecedor de buenos momentos (y de caluroso tedio.)
Teresa es sólo una más de esas chicas que pierden el tiempo dibujando sonrisas sobre los maniquíes de las revistas, tumbadas boca abajo sobre la cama, suspirando por alguna de sus amigas y pintándose constantemente las uñas de los pies. Chicas con obsesión por las medias de rayas.
La femineidad en los ojos de una no tan niña. Jugar a los papás y a las mamás mientras suspiras por una tableta de chocolate blanco.
Contradicciones con vestido de raso. Y chicos con corbata. Siempre están los chicos con corbata que se prestan voluntarios a ayudarte con el vestido.
Follar con los ojos cerrados, como si todo pasase a la velocidad de la luz. Entonces está desnuda y piensa en lo genial que sería estar en casa, acostada en su cama, con su perro labrador en los pies.
"¿Me estás escuchando?"
6.14.2008
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2 comentarios:
Otro cuento bonito en el que pensar antes de acostarse. Gracias por los buenos ratos de desconexión, de enseñarme como escribiría si tuviera un poco más de alma. Bonito tu cambio de diseño.
Es chica de vainilla pero no es chica de cristal.
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