Arrancarte la carne a bocados, dejar la sangre fluir, mancharme la boca entera de tu rojo. Tus fluidos en mi boca y tus ojos en blanco. Volveré para buscarte y masacrarte. Me va a salir el corazón por la boca de tanta emoción. Y verte maniatado por fin.
El castigo de mi alma se verá recompensado al ver tu cara inimitable. Gestos que se traducen en mi felicidad. Y tu sangre en mi boca. Y mi boca en la tuya.
1.13.2009
1.08.2009
Driving under water
Los dedos eran de un color púrpura. De ese trozo de piel reseca se asomaba un resquicio de líquido purulento que tocaba en la paleta tanto el verde como el amarillo. A su alrededor, en el algodón que guardaba en su bolsillo, los pequeños miembros poseían una especie de halo gris pardusco, como si les hubiesen dibujado la silueta a carboncillo. Casi mil pequeños pedazos de carne.
1.07.2009
If this is what you want, then I'll leave
Nunca aprendí a conducir. Tuve mucho tiempo ese verano y todos me susurraban que lo hiciese, que me sacase el carnet. Pero, cuando estaba sola, cuando me asomaba al porche y te veía al otro lado de la calle, el viento me susurraba otras cosas. Tras mucho pensarlo, un día crucé a la otra acera, chancleteando nerviosamente. Me acerqué a tu porche y miré por la ventana, pero no había nadie. Decidí entonces rodear la casa, inmiscuyéndome hasta la parte de atrás. Y allí estabas con ella. Su pelo largo y rizado por la espalda, como una cascada infinita y tú con tus manos enormes sobre su cintura, acariciando esas olas descarriadas que se escapaban de su melena.
Sentí el corazón roto en pedazos grandes y fuertes. Nada de pequeños trocitos, sino unos enormes y afilados, de esos que hacen que te pese muchísimo el pecho y sólo quieras vomitar lágrimas.
A veces me pregunto si en realidad debería haber aprendido a conducir en vez de espiarte desde la puerta de la cocina, si todo eso fue una pérdida de tiempo, pero creo que en realidad eras sólo la distracción que se busca cuando hay algo importante que hacer, como ordenar los cds o hacer limpieza de armario cuando tienes los exámenes finales a la vuelta de la esquina. En conclusión, tú eras aquello tan importante que estaba esperando para ser hecho, sólo que elegí el momento más inoportuno.
Sentí el corazón roto en pedazos grandes y fuertes. Nada de pequeños trocitos, sino unos enormes y afilados, de esos que hacen que te pese muchísimo el pecho y sólo quieras vomitar lágrimas.
A veces me pregunto si en realidad debería haber aprendido a conducir en vez de espiarte desde la puerta de la cocina, si todo eso fue una pérdida de tiempo, pero creo que en realidad eras sólo la distracción que se busca cuando hay algo importante que hacer, como ordenar los cds o hacer limpieza de armario cuando tienes los exámenes finales a la vuelta de la esquina. En conclusión, tú eras aquello tan importante que estaba esperando para ser hecho, sólo que elegí el momento más inoportuno.
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