Sabemos lo que se siente cuando nos cuelgan las piernas desde el alfeizar de la ventana. El hormigueo de los miembros descuidados, cayendo al vacío, como sobrantes de un muñeco de trapo. Sabemos lo que se siente cuando miramos al horizonte y perdemos el tiempo en esperar a que se ponga la noche. Todo ese tiempo perdido, quizás tenga recompensa y, también quizás, la noche sea más prometedora que la tarde. Pero todo lo que hagamos de noche, será escondido en la memoria cuando llegue la mañana. Ante la claridad, el secretismo que acariciamos de madrugada, no existió nunca.
Y es una pena, la verdad.
2.10.2009
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4 comentarios:
Siempre podemos hacer fotos :)
a que no sabe usted quién se ha hecho un blog?
sí, tu YO catalana :D
:**
Yo quiero mi recompensa por el tiempo perdido.
Increible como la noche realmente tiene ese noseque... en el que todo está permitido y se guardan hasta los más sordidos secretos, así como también los romances y sentimientos más profundos.
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