Después de pasar la noche mojando la sábana bajera con tus lagrimas, me he despertado. Es como levantarse después de un gran letargo, de un coma incompleto. Mirar por la ventana y ver a toda esa gente andando con un rumbo fijo. El frío, las carpetas escolares y el humo de los coches. Un "no puedo mezclarme con ellos", y me he vuelto a acostar. El tiempo en Inglaterra cambia tan deprisa como mi humor. El día intenta darme ánimos para empezar de nuevo, con un sol cegador pero yo le doy la espalda. Entonces, comienza a llover. Nubes que descargan su decepción sobre mí.
Soy consciente de que soy yo la que complica las cosas, pero mi vida no sería tan interesante sin todas esas pequeñas faltas. No sería yo si no soñase con otro destino, si no imaginase a ese chico de ojos marrones empotrándome contra la pared de la biblioteca. Y mañana tendrá los ojos azules, o verdes, o violetas y yo aspiraré a que me asfixien en cualquier esquina de cualquier bar mugriento.
2.16.2010
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3 comentarios:
Creo que sin importar el país, todas soñamos con empotraciones... Y me han dicho que el tiempo en Inglaterra es especialmente inspirador de letargos y epifanías.
joder y yo con empotrar. Dedidme a que biblioteca vais caggondios
bah, asi solovoy acabar empotrando armarios, me cago en mi puta vida
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