Una bola de cristal de esas que tienen nieve artificial dentro,
Como las que mamá solía traernos cuando volvía de viaje.
Todas las lágrimas desaparecían con un ligero movimiento de muñeca.
Si nos escapamos, podemos buscar una esfera cristalina
En la que meternos dentro,
Arroparnos con el plástico que, un día, fue nieve.
Nada podrá tocarnos en un regalo de mamá,
Nada podrá herirnos si nos abrazamos muy fuerte,
Ni siquiera el golpe más esperado podrá alcanzarnos,
Ni siquiera ese río tinto que baja por las escaleras,
Pegando portazos.
Nada podrá tocarte, querido.
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1 comentario:
nunca tuve una bolita de cristal de niña pero creo q me hubiera servido de mucho en esa epoca y esta, me hubiera gustado creo q comprare una y creare mi mundo.
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