Las cajas se agrupan como los edificios a medio construir de una urbe asiática, con millones de libros sin leer y discos con las carcasas rotas en su interior. Las chaquetas que ya no te pones están descansando en el suelo, junto a tus botas de invierno. Y te preguntas: "¿Y si dejo este abrigo viejo en este armario que vomita?". Quizás así no me vaya del todo de aquí. Quizás siga estando como el fantasma de una vida pasada que murió de una manera extraña entre estas cuatro paredes. Quizás me estoy muriendo de verdad al tener que cerrar estas cajas con celofán barato.
Pero la verdad es que importa bien poco lo que deje porque, en realidad, esta habitación nunca fue mía del todo.
4.15.2011
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1 comentario:
Me alegra ver que sigues en activo.
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