El domingo por la noche cogí un autobús a Málaga y mientras intentaba dormir (sin conseguirlo, por supuesto) miré al paisaje de fuera. Era un bosque oscuro, frío, casi sin vida. Los árboles dormían junto con los pasajeros del autocar, mientras yo los observaba en silencio a todos.
Entonces, caí en la cuenta de que hace un año murió mi abuelo. Pensé en ir al cementerio al volver a Madrid. No lo hice porque no quería que él viese (otra vez) mi debilidad.
Pero tengo una espinita clavada.
He de subir, encender un puro y olerlo mientras miro a su tumba.
Le echo de menos y también echo de menos toda la inocencia que se llevó con él.
12.12.2006
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4 comentarios:
Pues me habría gustado acompañarte, amor.
La imagen no tiene desperdicio, mirar la tumba mientras fumas un puro...
U
No me voy a fumar el puro, sólo voy a olerlo.
Pues si es un buen puro, tipo Montecristo Nº 0 o Cohiba lancero, por ejemplo, no te creas, que da un puntito.
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