Decidí beberme toda la botella de lambrusco y cruzar la habitación entera para enfrentarme a ti. Me agaché a tu cara, te cogí del cuello de la camisa y escupí: "Eres un gilipollas y serás desgraciado toda tu vida."
Todos tus amigos me ponían verde mientras yo volvía a por mi abrigo al ropero. No pude pillar ojo en toda la noche. Tu cara volvía a mi mente, y con ella, la cara de todos los que te rodeaban y que, una noche entre besos, juraste despreciar.
Al día siguiente, tu artículo del periódico se llamaba: "Tú me has hecho desgraciado".
Tiré la toalla. Tú ganas. Fui, soy y seré la mala.
12.23.2007
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4 comentarios:
no te merece la pena martirizarte por lo que segun tus palabras se aprecia un falso y un gilipollas cobarde. por lo menos te queda, que has sido valiente y has cortado con la situacion.
y kien te dice que "las malas" no estamos de moda ;6 jejeje
bsitos()animo
o la franca, en todo caso.
interesantisimo tu blog.
te recomiendo desde hoy en el mio.
adios :D
Microrelato.
Muy muy cargado de filos.
Me ha encantado.
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