Por una parte está el pensar en frío, el decir que no pasa nada y que todo se arreglará. Que, mientras tanto, debería poner la mente en blanco y dedicarme a ponerme nerviosa en presencia de los demás chicos. Pero, por otra, no puedo evitar compararte con todos los demás. Y entonces ellos dejan de ponerme nerviosa y lo que me pone el estómago del revés es tu ausencia.
Y tú no te das cuenta. Y tú no quieres darte cuenta.
Probablemente acabe acostándome con otro. Es lo que siempre hago. Seguramente lloraré de camino a casa, pensando en que tú también estarás tirándote a otra, pero sintiéndote feliz con ello. Y todo esto se convierte en lo que no quería que se convertiera.
Y tú no te das cuenta. Y tú no quieres darte cuenta.
(Cruzo los dedos porque no me leas y porque me evites las náuseas que ya siento)
2.19.2008
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