Hoy leí un pasaje fantástico en un libro. En él, una niña le tiraba una piedra a otra y le abría la cabeza. Una de ellas sangraba y la otra lloraba. Quizás sea una tontería pero llevo pensando en esa imagen toda la tarde. La sangre roja y caliente resbalando por la cara, al igual que las lágrimas saladas. Like in a looking-glass.
Hoy es el último día entre estas paredes con textura. Blanco, gris y azul a los que diré un silencioso "te echo de menos".
Me sentaré en silencio en el metro y escucharé los discos del iPod, respirando con lentitud y pensando que quizás no vuelva a hacer ese trayecto. Pepe se ríe de mi melancolía y me recuerda lo mucho que odio ir al trabajo.
Veo pasar a los pacientes y, aunque nunca lo admitiré en voz alta, siento como si mi familia se desquebrajase. Y mi amor en bata se va de mi lado, sin ni siquiera despedirse, sin tener tiempo de decirle: "Ya no volveré a verte". Mi corazón se resiente. Like in a looking-glass.
9.30.2008
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1 comentario:
La melancolía me devora en estos primeros días de otoño, tampoco es fácil regresar al trabajo y a los horarios.
Espero estés bien, pasaba a saludarte.
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