11.11.2009

Rotten

Sueño repetidamente con cadáveres mutilados yaciendo entre las flores. Margaritas blancas les arropan y les susurran nanas en un millón de idiomas. Aún dormida, exclamo: "Se pudren, ¡SE PUDREN!". Pero nadie hace nada. Ni siquiera se acercan a comprobar quiénes eran esos desgraciados. Entonces, me inclino ante lo que parece ser una mano. Al intentar tocarla, la mano se mueve, estirando suavemente los dedos. Y yo, sin miedo ni asco, la acaricio hasta que llego al dedo corazón. Allí, entre toda la putrefacción, está mi anillo de bodas.

4 comentarios:

buil dijo...

Esto quiere decir que no te tienes que casar nunca!

Vuela!

Anónimo dijo...

Llevaba muchísimo sin leerte... he vuelto a caer, me encanta como escribes.
Nunca te he dicho nada pero hoy... me sale del alma.
Desde Oviedo.

Anónimo dijo...

agh!
Where r u Cecilia Lisbon?

vittt dijo...

la noche de los solteros vivientes

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