10.17.2010

Plush

Sola en casa. Zapatillas de felpa color marrón para arrastrar los pies por las baldosas heladas. Ya es casi Noviembre y el gato se acurruca cerca de mi abrigo. Coloco los libros en la estantería y limpio los ceniceros mientras algún actor de Hollywood murmura de fondo. Al pasar el espejo, intento no mirar. No me he peinado hoy ni me he cambiado de ropa. La camisa arrugada sacada por fuera de esta falda vieja. Y ni siquiera llevo medias. Lo que diría mi madre si me viese ahora. Tengo la tripa blanda y llena de pecas. Y mis piernas son demasiado blancas.
Me siento a doblar los jerseys que me pondré mañana y pasado y el día después. Entre tanto silencio me pregunto si algún día podré cerrar los ojos y dejarme llevar. Y puede que sí, puede que un día me meta en la bañera y sueñe hasta que me llamen para cenar.

2 comentarios:

Bako dijo...

Hacía tiempo que no te leía y me ha gustado asomarme por aquí.

Me gustaría haberte hecho un comentario perspicaz o incluso sucio sobre el hecho de que no lleves medias, pero como hace mucho que no te leo, no me siento con la confianza suficiente.

Un saludo

dijo...

Cuantas más pecas, mejor. Cuanto más blanca, también.

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